Más de 7 millones de hogares en Francia utilizan la leña para calefacción, atraídos por su costo asequible y la comodidad que brinda. Sin embargo, con una nueva regulación europea esperada para 2027, esta costumbre podría verse alterada.
¿Deberíamos preocuparnos por nuestra antigua chimenea? Muchas personas se plantean esta pregunta, especialmente ante los rumores que circulan.
Lo que realmente esconde la nueva regulación #
Se dice de todo sobre este tema, y es cierto que la confusión que rodea el proyecto europeo no ayuda a tener claridad. Una cosa es certera: la calefacción con leña no será prohibida en su totalidad. La iniciativa se centra únicamente en aquellos sistemas considerandos demasiado contaminantes o ineficientes.
Es principalmente las chimeneas de hogar abierto las que están bajo la lupa de las autoridades. Su rendimiento es muy bajo: hasta el 60% del calor producido se escapa directamente por el conducto, sin calentar la habitación. Y en términos de contaminación, su impacto no es insignificante. A pesar de representar solo una pequeña fracción de las instalaciones en Francia, se estima que son responsables de aproximadamente 21% de las emisiones asociadas a la calefacción con leña. Esto es algo a considerar.
La directiva europea de Ecodesign, en su versión en desarrollo, busca promover la renovación de los equipos. Estufas más modernas, calderas eficientes, dispositivos certificados: este es el tipo de soluciones hacia las cuales se alentará a los hogares a dirigirse para 2027.
¿Por qué la gente cree en una prohibición total? #
Un reciente sondeo realizado a más de 2,600 franceses muestra la magnitud de la confusión. Más de la mitad de los encuestados pensaban que todos los sistemas de calefacción con leña serían prohibidos en dos años. Solo una pequeña fracción conocía el verdadero objetivo de la regulación: los dispositivos más antiguos y contaminantes.
¿Cuál es la fuente de este malentendido? En primer lugar, la falta de información clara. La comunicación sobre estas medidas se considera insuficiente, lo que da espacio a rumores persistentes. Además, el contexto europeo no ayuda; los textos legislativos cambian constantemente, algunos son aplazados o modificados en el camino. Es difícil orientarse cuando no se está al tanto a diario.
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Sin embargo, para aquellos que ya utilizan un sistema reciente, bien mantenido y eficiente, no hay motivos para alarmarse.
¿Qué podría cambiar realmente en 2027? #
Aunque la leña siga siendo una fuente de energía renovable, no debemos olvidar su impacto ambiental. Durante la combustión, se emiten micropartículas nocivas, especialmente en invierno cuando el aire ya está más cargado. Precisamente, esta es la meta de la regulación: reducir las emisiones, enfocándose en equipos que no cumplen con los estándares actuales.
Quienes aún calientan con una chimenea de hogar abierto o una estufa antigua de más de 15 años, podrían verse obligados a considerar un reemplazo. Estamos hablando de dispositivos que no retienen bien ni el calor ni la contaminación, y cuya eficiencia está muy por debajo de los modelos actuales.
Para los demás, no habrá obligación inmediata. El proyecto de ley no prevé una prohibición generalizada ni restricciones drásticas. Sin embargo, la compra de nuevos dispositivos contaminantes estará regulada o incluso restringida, para evitar que estos equipos obsoletos continúen en circulación.
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¿Debemos esperar ayuda para cambiar nuestra instalación? #
Aquí es donde se presenta el verdadero problema. Aunque muchos están dispuestos a modificar su instalación, el costo sigue siendo una barrera significativa. Una estufa eficiente, que cumpla con las exigencias futuras, cuesta varios miles de euros. Y no todas las familias pueden permitírselo.
Actualmente, existen ayudas como MaPrimeRénov’, pero su funcionamiento no está exento de inconvenientes. A principios de 2025, los retrasos en el procesamiento son numerosos y los montos a veces se ven reducidos. Como resultado, solo el 23% de los encuestados considera que puede financiar un cambio sin apoyo exterior.
Este contexto lleva a algunos a posponer decisiones. Pero esperar también significa arriesgarse a no estar en conformidad con las normativas, o peor aún, ver su equipo prohibido en caso de picos de contaminación local.
¿Qué opinas sobre este proyecto europeo? ¿Consideras que esta iniciativa es justificada desde un punto de vista ecológico, o piensas que puede perjudicar injustamente a ciertos hogares? ¿Estarías dispuesto a cambiar tu instalación si esto contribuye a reducir las emisiones contaminantes? Comparte tu opinión en los comentarios: tu experiencia y tus decisiones pueden ayudar a otros a aclarar sus dudas.
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