Ciruelo: Descubre el momento y la manera de podarlo para obtener frutos deliciosos y en gran cantidad.

El ciruelo es un árbol frutal que atrae no solo por la deliciosa variedad de sus frutos, sino también por el atractivo visual que aporta a nuestros espacios verdes. Mantenerlo requiere de cuidados específicos, y la poda es fundamental para asegurar un crecimiento adecuado y una cosecha abundante de ciruelas sabrosas.

¿Cuándo podar tu ciruelo? #

Los períodos de poda dependen de las metas que se persiguen y de la edad del ciruelo. Para los árboles jóvenes, la poda de formación debería realizarse en marzo, cuando los brotes comienzan a desarrollarse.

En esta época, es más sencillo diferenciar entre los brotes florales y los brotes vegetativos, lo que permite realizar cortes apropiados que fomenten un equilibrio adecuado entre el crecimiento y la fructificación futura. Esta poda primaveral es clave para dirigir el desarrollo del joven árbol, contribuyendo a establecer una estructura robusta y armoniosa.

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En el caso de los ciruelos adultos, el momento ideal para la poda se sitúa entre septiembre y diciembre, después de la cosecha. Este periodo coincide con la bajada de la savia hacia las raíces, un proceso natural que disminuye el riesgo de sangrado y favorece la cicatrización de las heridas.

Es crucial evitar podar durante las heladas, ya que esto puede hacer que el árbol sea más vulnerable a enfermedades y perjudicar su crecimiento.

Herramientas y métodos para una poda efectiva #

Uno de los principales objetivos es dar aire al follaje. Para ello, es necesario contar con las herramientas adecuadas.

Se recomienda utilizar tijeras bien afiladas para realizar cortes limpios, así como sierras de podar para ramas más gruesas. Un corta ramas también puede ser útil para alcanzar áreas elevadas sin demasiado esfuerzo.

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Además, es importante desinfectar las herramientas antes de usarlas para evitar la propagación de enfermedades. Al finalizar la poda, puede ser conveniente aplicar un sellador para heridas en los cortes grandes para proteger al árbol.

Poda de formación #

La poda de formación es esencial para los ciruelos jóvenes, ya que permite modelar su estructura desde el inicio de su desarrollo.

El objetivo principal es establecer un tronco central dominante y ramas laterales bien espaciadas para evitar la competencia entre ellas. Esto asegura una buena exposición a la luz y una circulación óptima del aire, crucial para la salud del árbol.

Durante esta poda, se deben eliminar las ramas que crecen hacia el interior o que se cruzan. Una poda regular durante los primeros años favorecerá un árbol equilibrado, capaz de soportar el peso de los frutos en el futuro.

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Poda de fructificación #

La poda de fructificación es esencial para maximizar la producción de ciruelas. Esta práctica debe llevarse a cabo principalmente en los árboles maduros, con el fin de eliminar las ramas viejas y poco productivas.

Al retirar estas ramas, se permite que las nuevas brotaciones se desarrollen, lo que incrementará la cantidad de frutos producidos. La poda del ciruelo también debe facilitar la entrada de luz en el interior del árbol, lo que estimula la floración.

Se recomienda mantener aproximadamente el 40 % de las ramas para asegurar una buena fructificación. Durante esta poda, es fundamental evaluar la salud de las ramas restantes y eliminar aquellas que presenten signos de enfermedad o debilidad.

Poda de restauración #

La poda de restauración está dirigida principalmente a ciruelos viejos o descuidados. Esta operación busca revitalizar el árbol eliminando ramas muertas, enfermas o enredadas.

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Es esencial proceder con cuidado para no debilitar demasiado al árbol. De hecho, una poda excesiva podría tener el efecto contrario al deseado y perjudicar la salud del árbol.

Para devolver la vida a un ciruelo descuidado, es recomendable iniciar con una poda suave, retirando progresivamente las ramas problemáticas a lo largo de varias temporadas. Esto permitirá que el árbol se recupere y alcance una forma equilibrada.

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