Las alegrías de la jardinería se reanudan en febrero, cuando la tierra comienza a calentarse lentamente. Este momento parece perfecto para sacar las herramientas y planificar las futuras cosechas. Este período clave invita a los jardineros a redescubrir su huerto, aunque es importante mantener la cautela ante las últimas heladas.
Los semilla de interior: un inicio protegido #
Las siembras tempranas requieren un ambiente controlado con una temperatura estable entre 15 y 20 grados.
La repisa de tu ventana luminosa o tu invernadero se convierten en un vivero ideal para las hortalizas más delicadas. Los tomates, en particular, prosperan en estas condiciones. Coloca tus semillas en recipientes llenos de tierra ligera, a pocos centímetros de profundidad.
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Los chiles y las berenjenas también forman parte de este primer grupo de siembras de interior. Estas plantas mediterráneas requieren un período largo de crecimiento antes de producir sus frutos. El apionabo completa esta lista de verduras que deben iniciarse en un ambiente cálido. Su lenta germinación recompensa a los jardineros pacientes que le brindan condiciones óptimas desde el inicio.
Bajo refugio no calefaccionado: las hortalizas semi-rústicas #
Los cultivos bajo túnel o marco se benefician de una protección natural contra los elementos. Las lechugas se adaptan perfectamente a estas condiciones intermedias. Sembradas en hileras espaciadas, prometen cosechas escalonadas a lo largo de la primavera.
Los puerros de verano y los rábanos comparten este espacio protegido. Los primeros requieren tiempo antes de alcanzar su tamaño adulto, mientras que los segundos ofrecen una cosecha rápida en tres a cuatro semanas.
Las coliflores y los nabos de primavera completan la variedad de hortalizas semi-rústicas que aprecian esta protección moderada.
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Las siembras directas para los más resistentes #
Algunas hortalizas desafían los últimos fríos sin inmutarse. Los frijoles y los guisantes son parte de estos pioneros del huerto. Su robustez natural les permite enfrentar las temperaturas aún frescas de febrero. Siémbralos directamente en la tierra, en un suelo bien preparado.
Las espinacas de primavera se unen a este grupo de hortalizas valientes. Su rápido crecimiento permite cosechas tempranas, ricas en vitaminas. Las cebollas tiernas y la cebollina completan la oferta de siembras directas, aportando sus sabores característicos a las primeras cosechas del año.
Las plantaciones de bulbos y tubérculos #
El ajo, la cebolla y la chalota marcan el inicio de las plantaciones de febrero. Estos vegetales bulbosos se instalan fácilmente en un suelo bien drenado. Introduce los bulbos a unos pocos centímetros de profundidad, respetando un espaciamiento suficiente para su desarrollo futuro.
Esta siembra temprana permite que las raíces se desarrollen antes de las calores estivales. Las plantas aprovechan las lluvias primaverales para establecerse sólidamente. Un planteamiento bien pensado en febrero garantiza cosechas sabrosas durante todo el año.
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Estos robustos vegetales dan inicio a la temporada de huerto. Cada variedad encuentra su lugar en el jardín de febrero, desde las siembras protegidas hasta las plantaciones al aire libre. El éxito de tu huerto depende de este inicio gradual, adaptado a las necesidades específicas de cada planta.
¿Ya has comenzado tus siembras de febrero? Comparte tu experiencia en los comentarios sobre las variedades que has escogido y sus condiciones de cultivo.